Pues tienen suficiente información, sobre el oso de esta zona, para darla a conocer, porque el mayor del problema del plantígrado en esta zona es la protección del hábitat del animal.
Concretamente, el FAPAS recibió (que yo sepa) las primeras noticias hacia 1988 cuando una osa y un osezno hicieron acto de presencia en el bosque de Las Tejedas, atacando ganado en Folgoso del Monte. La noticia les fue proporcionada por el biólogo astorgano Miguel Martínez (antiguo dirigente provincial de AEDENAT). Posteriormente, y ante las noticias que estaban circulando por la zona, hicieron una prospección en esa zona de Foncebadón, donde Alfonso Hartasánchez encontró rastros de osos: arañazos en los árboles, concretamente...
Hicieron un estudio, incluso de noche, para dar con el animal: se alojaron en un pequeño hotel de Rabanal del Camino... Eso sucedió en el verano de 1996, creo recordar.
Pero, también, el biólogo asturiano Javier Naves tuvo noticias de aquellos hechos, entrevistándose con los ganaderos de entonces de dicho pueblo. Como consecuencia de ello, Naves publicó en 1999 la presencia del animal en esta zona como en la zona de la Sierra de la Cabrera.
El FAPAS incluso lo publicó en internet, hacia el año 1988, con la zona de los Montes Aquilianos bien marcados en negrita, junto con las zonas tradicionales de occidente y oriente, como actuales reductos oseros del norte de España.
También Guillermo Palomero tuvo noticias y, me consta que en el informe que posee la Junta de Castilla y León, existen datos suyos (creo recordar la presencia de un oso en el bosque de pinos de Tabuyo del Monte, en el año 1992...). Incluso, con ocasión de publicarse el primer número de la revista Biológica, en el año 1996, lo dio a conocer, aunque recayendo todo el mérito (y por supuesto la responsabilidad que ello suponía en los hombros de un outsider como, entonces, parecía Piñeiro).
Todos lo saben, y la Administración la primera, pues los ganaderos se han quejado, desde hace unos 20 años que el oso les ataca al ganado...
Por un lado, nos hallamos que el FAPAS depende de la Universidad de León, que es quien le encarga los programas de seguimiento de los osos, cuyo director medioambiental, el profesor Pancho Purroy le tiene declarada la guerra fría al sector científico que se agrupa en torno a la Universidad de Oviedo (a la que pertenecen Naves, Nores, Marquina o Fernández). Por otro lado, Guillermo Palomero está atado de pies y manos con la Fundación Oso Pardo, pues sus buenos proyectos medioambientales tienen que estar supervisados por la Administración si quiere que los fondos de Europa sigan llegando.
Y la Administración que es la que tenía que estar velando por la conservación de la especie, entre otras razones porque así le obliga la normativa en vigor, no le interesa defender estos lugares por razones, exclusivamente, de interés privados, en beneficios de grandes empresas, como es Endesa, o el cuento de la pizarra.
La explotación de la pizarra ha terminado con la Cabrera histórica: todos allí son ricos, millonarios, la región ha pasado de no tener apenas carreteras en 1975 a poseer carreteras de montañas tan altas y peligrosas como la de los Alpes. La Administración no sabe distinguir que es hora de cerrar, pues la Baña, Benuza o Silván cada vez se parecen más a la California de 1850, sin orden ni concierto. Y después está Zamora, muy interesada la Junta de Castilla Y León en que tampoco haya osos, pues temen que las batidas de ciervos, corzos y jabalíes se acaben ...
Solamente las personas o investigadores independientes están libres. Y, por lo menos, me consta que tanto Grande del Brío, como Piñeiro o Alberto Ayala no ha terminado de hablar ... ni de publicar.
No cabe, pues, no hablar del tema; pues eso es lo que quieren. Eso era bueno cuando Grande del Brío y Alberto Hernando Ayala arribaron a la Cabrera en 1970, pero tal táctica ahora no sirve si lo que queremos es que el oso subsista.