LA BRECHA DE ROLÁN LLENA DE NIEVEMayo de 2008Este fin de semana del puente de Mayo, en concreto el sábado y domingo (3 y 4 de Mayo), emocionados por la gran cantidad de nieve que aún queda en las alturas lista para ser esquiada, nos fuimos al Pirineo con intención de bajar un poco las lorzas que nos adornan como asas de tetera y disfrutar del buen tiempo. La idea original era subir Le Taillon (3144 metros), situado encima del Circo de Gavarnie, en la frontera misma entre España y Francia.
El Circo de Gavarnie es probablemente el circo glaciar más espectacular del Pirineo. Está situado en el departamento francés de Hautes Pyrenees inmediatamente por encima del pueblo de Gavarnie (hoy en día más que un pueblo de montaña ha evolucionado a un amasijo de tiendas de souvernirs feos todos), orientado al norte. El circo tiene un desnivel de cerca de dos mil metros y está cerrado al sur por cumbres de más de tres mil metros. Es famoso porque de él cae la cascada más alta de Europa (La Grande Cascade o Salto de Gavarnie), que consiste en varios saltos, uno de ellos de más de 400 metros.
El aspecto que tiene desde el pueblo es este (la cascada cae en la zona de la izquierda de la foto, y la Brecha de Rolán, a la que nos dirigíamos está oculta en el lado derecho de la imagen).
Desgraciadamente para nosotros somos gente bastante floja, y esto unido a que había demasiada nieve –y estaba demasiado blanda- no pudimos completar el programa de subir Le Taillon, y nos tuvimos que quedar en la Brecha de Rolán (2807 metros).
La ruta que seguimos es esta. He marcado en verde la ruta del primer día, en morado la parte de la ruta que hicimos de noche hartos ya de la vida y deseosos de llegar al refugio a descansar, en rojo el ascenso del día siguiente (tras dormir en el refugio de Sarradets) y en fucsia el tramo que nos quedaba por hacer hasta Taillón y para el que nos rajamos como niñas ñoñas.
La ruta consiste en ascender por el lateral del gran circo hasta situarse a su altura. A 2588 metros existe un refugio de montaña, elegante y con detalles cuidados con el chic de lo francés en el que se puede dormir en medio de un paisaje de una grandeza que impresiona: es el refugio de Sarradets.
Si bien en el mapa que os he puesto se ve una carretera, esta solo se puede usar en verano (y sólo en parte, pues en el tramo final tuvo unos desprendimientos que, con buen criterio, jamás se retiraron). En invierno está cubierta por varios metros de nieve y la gente suele esquiar por encima sin saber que debajo hay asfalto. Así, el punto en el que se debe dejar el coche está a unos 1650 metros, en el aparcamiento de la estación de esquí de Gêdre-Gavarnie, que estaba ya cerrada. A partir de ahí, raquetas.
Como siempre, Alfredito por delante con esquíes, y yo detrás arrastrándome como puedo.
Como se ve, la nieve estaba pateadísima y sólo era necesario seguir las huellas, que llevan directamente al refugio de Sarradets, y de ahí a la Brecha de Rolán y más allá. Las huellas, a menudo, tenían medio metro de profundidad y, pese a las raquetas, uno se hundía veinte o treinta centímetros; así de blanda estaba la nieve. En las zonas en las que por pendiente o por discurrir a media ladera no se podía usar raquetas andar se convertía en una tarea muy penosa y humectante.
El primer tramo de la ruta discurría entre telesillas y tendidos eléctricos, para separarse rápidamente más allá del Col de Tentes (2208 metros), que da acceso al Vallée des Pouey d’Aspé. Este es un valle glaciar que vierte al Circo de Gavarnie y que es preciso recorrerlo por un lado, hasta llegar al puerto de Bujaruelo (puerto fronterizo con España) y volver a recorrerlo por la otra ladera. Esta labor resultó muy dura con la cantidad de nieve que había.
Esto se veía desde el Puerto de Bujaruelo (2273 m), mirando hacia el SurOeste (hacia España), al fondo la Sierra de Tendeñera. El sol empezaba a bajar, pero aún pensábamos que nos daría tiempo de llegar cómodamente al refugio de día (ay, nos equivocábamos bastante).
Ahí estoy yo. Mala idea la de transportar la tabla en esta excursión. Las oportunidades para usarla fueron contadas, y a cambio tuve que sufrir peso extra –con el consiguiente hundimiento en la nieve- y un fuerte bamboleo –con su correspondiente dolor de riñones-. En ascenso y descenso, estupendo, en travesía... última vez.
Y hala, a seguir rodeando, esta vez por su lado SurEste el largo valle.
En este momento estábamos bordeando la cara norte –lado francés- del Pico Le Taillon (3144m), también conocido –menos- como Punta Negra. A nuestra derecha, arriba, el Glaciar des Gabietous.
En ese punto, todo daba un poco de miedo. La zona por la que andábamos estaba absolutamente llena de aludes que habían resbalado por la cara norte del Taillón. En algunas zonas se veía que había una profundidad de muchos metros de nieve. Constantemente veíamos pequeños ríos de nieve que caían a unos cientos de metros. Yo incluso temía que pudiera hundirse la ladera bajo nuestros pasos, pues la pendiente era notable.
Ved las siguientes fotos. En la primera conos de acumulación, en la segunda un pequeño desprendimiento en marcha –sonaba como un río fluyendo- y en la tercera la pendiente lateral que había, que me acojonó bastante en algunos pasos.
La estábamos cagando un poquito, pues iba anocheciendo y avanzábamos muy lentamente. Se nos hacía de noche y aún teníamos que subir al Col de Serradets (2610 metros), que demostró ser un cabronazo, y andar otro poco para llegar al refugio. Así atardecía desde allí, dejándonos de noche en mitad de la nada:
Esta es la vista al norte, es decir, hacia Francia. Lo más alto creo que es el Pimené (2801 metros).
Y hacia el oeste se veían estas nubes arreboladas:
Se había hecho de noche, estábamos hartos de caminar y sólo queríamos dormir. Pero la cosa no tenía pérdida, pues había muchas huellas y llevaban sin duda al refugio.
Alcanzamos ya de noche el Col de Serradets (2610 metros) (que alegría distinguir desde él, entre tinieblas, la silueta de lo que parecía el refugio). Desde ahí hasta el refugio hay poco más que una tirada, pero cansados como estábamos, nos costó mucho tiempo y esfuerzo.
Cuando finalmente alcanzamos el Refugio de Sarradets (2587 metros), siendo las diez y media de la noche nos encontramos en una situación kafkiana... ¡no había forma de encontrar la puerta! Dimos varias vueltas hasta darnos cuenta de que las puertas estaban tapadas por la nieve –había una capa de unos dos metros- y de que se había de entrar por la ventana. Lamentablemente ejercimos de españoles oficiales y con nuestras voces buscando las puertas despertamos a todos los que dormían dentro –con el riesgo de repetir la escena de los fusilamientos del 3 de Mayo, entre españoles y franceses y en la mismísima efeméride-
Este es el aspecto que tenía el Refugio de Sarradets por fuera, en una foto tomada a la mañana siguiente. Ved la cantidad de nieve que aún hay. A la izquierda se abre el gran Circo de Gavarnie, a la derecha está el Col de Sarradets, de donde veníamos, y el pico de detrás del refugio es Pic des Sarradets (2739 metros):
El interior del refugio estaba en un estado excelente. Como la mayor parte de los refugios está organizado en una parte inferior común con mesas y una parte superior con colchones para dormir. El uso de este refugio es libre durante el invierno (1 de Octubre a 31 de Mayo) y está cerrado y guardado durante el verano. El estado de conservación de todo es excepcional y se nota que los usuarios son considerados y cuidadosos.
Así lucía su interior por la noche, mientras tratábamos de cocinar algo sin despertar a todos:
El refugio estaba lleno de buenos montañeros, que empezaban a levantarse, como mandan los cánones, a las cinco de la mañana. Alfredo y yo, en cambio, sobamos con fruición hasta más allá de las nueve de la mañana. Es que somos blandengues y estábamos rotos. Esto se veía por la ventana del refugio a la mañana siguiente: la Brecha de Rolán. Esto es una casa con vistas, y lo demás tonterías.
La Brecha de Rolán o Brecha de Rolando (2807 metros) es un paso abierto en una formidable cuerda rocosa con alturas mantenidas de más de 3000 metros (que forma la frontera entre España y Francia), que incluye picos como Le Taillon (3144m), el Casco (3006m) y el Marboré (3248m). Me impresionó mucho verla.
La leyenda –extraída de los romances franceses- cuenta que Rolando, miembro de las tropas carolingias, hacia el 778, habiendo sido derrotado en la batalla de Roncesvalles por los españoles (es decir, los musulmanes) y huyendo de la persecución, llegó a este paraje infranqueable. Para evitar que su espada –Durandarte- cayera en manos de infieles y antes de su muerte, la arrojó fuertemente contra la roca provocando la profunda brecha.
Estábamos muy cansados como para subir al Taillón, así que decidimos subir hasta la Brecha, echar un ojillo y volvernos a casa.
¡Tira p’arriba!
Desde la Brecha de Rolán veíamos hacia el oeste nuestro objetivo frustrado: Le Taillon, ahí está con su ladera SurEste llena de nieve reluciente para bajarla esquiando:
Mirando hacia el sur veíamos parte del valle de Ordesa –sus paredes superiores- y picos de sus alrededores, como el Pico Descargador (2627), quedándonos ocultos por la cuerda en la que estábamos el cercano Monte Perdido.
Y la vista al norte, todo los picos franceses y fronterizos que rodean el Circo de Gavarnie (que es el agujero ese que se ve en el centro de la imagen). Por cierto que se aprecia perfectamente el plegamiento que sufrieron los estratos en la orogenia (¡como para que tengamos que seguir aguantando a los creacionistas!):
Contemplad la soledad del montañero:
El camino de vuelta fue largo y penoso. Y aunque por lo menos parcialmente lo pudimos esquiar, la nieve estaba paposa, húmeda, lenta y aburrida. Además a última hora se fue complicando. Aparecieron unos hermosos cúmulos que iban cogiendo cuerpo y que, volviéndose de húmilis a congestus, calvus e incus, amenazaban con una fuerte tormenta –por otro lado, tal y como decían las predicciones-.
Aquí unas fotos, en el mismo orden de nuestra huida:
Apenas unas gotas nos cayeron al tiempo que llegábamos al coche. Una buena librada.
El camino de vuelta, laaaaaargo, trazando las inacabaaaaaaaaables rotondas de las carreteras francesas... infinito. Y a la mañana siguiente madrugón, agujetas y dolores, provocando media mañana de un andar grotesco, como de Chiquito de La Calzada.
Espero que os haya gustado. Saludos!
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