Mazacotes calizos sobre un mar de nubes: Picos de Europa el 8 de Marzo de 2008Este fin de semana hice una fugaz excursión por Picos de Europa y, como no podía ser de otra forma, me olvidé mi flamante nueva cámara en casa.
"Soy un capullo", me decía. Pero, ajajá, llevaba en el bolso una cámara compacta, algo vetusta, rayada de tanto esfuerzo, pero que me hizo una buena labor.
Como el día fue estupendo y hubo buenas vistas, os pongo aquí este reportaje. Ahí va una foto de muestra, con nuestras caras satisfechas, de la gozada de día del que pudimos disfrutar:
Había quedado con un nativo del lugar (bueno
un amigo de Santander) para que me enseñara sus montañas, pues yo a veces me lo traigo y le enseño nuestras humildes Cebolleras, Urbiones y Sierras de Cantabria. El plan era dormir en un refugio y subir algún pico del Macizo Oriental de Picos.
Con la planificación milimétrica que nos caracteriza, todo se retrasó muchas horas y nos vimos aparcando el viernes a las once y media de la noche -una noche especialmente cerrada-, a 1 ºC, neviznando, en el
Jito de Escalandi (a 1301 metros, el puerto de la tortuosa carretera que va de
Sotres, Asturias a
Tresviso, Cantabria). Desde ahí se supone que se llega en hora y media caminando al refugio de Andara (a unos 1700 metros). Buf.
David conocía el camino, así que no le amilanaba subir con tiempo nivoso, alumbrándonos con frontales. El camino rodeaba la
Canal de las Vacas, que más nos imaginábamos que veíamos, pues no había ni luna. Avanzábamos mientras la nevada arreciaba. Íbamos hacia aquí (la foto la tomé al día siguiente, claro):
Hacia la una de la madrugada llegamos al
casetón de Andara, que es un refugio situado al lado de la boca de una antigua mina. El guarda (tocayo), alucinó un poco con los dos colgados que llegabamos a esas horas. Estaba durmiendo y el refugio estaba vacío pese a ser fin de semana, pues se preveía mal tiempo: qué error...
Amanecimos en el límite de la nubosidad. A 1750/1800 metros estaba el techo de las nubes. Por encima cielo azul con algunos cirros. Nadie. La nieve recién caida, virgen para nuestros pies y raquetas... Los de abajo, en las ciudades, mirarían para arriba y se dirían "hace mal tiempo". Y nosotros ahí, viendo el panorama, buf... lubricábamos...
Nos pusimos en marcha y rápidamente fuimos superando la barrera de nubes. Ahí está nuestro refugio:
No sabíamos muy bien lo que íbamos a hacer. Sólo queríamos ir para arriba y mirar al mundo hacia abajo. Acotamos nuestro destino al
Pico Samelar o al
Pico San Carlos. Finalmente, pensando en las mejores vistas, nos decidimos por el San Carlos (2211 metros). Ahí un planito del recorrido de la ascensión:
La nieve estaba muy venteada. Había zonas con una fina capa y ventisqueros en los que se acumulaba más de un metro. De media unos 30 centímetros, caídos prácticamente todos en los últimos cinco o seis días. Ha sido un mal invierno para la Cordillera Cantábrica. "Tira tú delante, abriendo camino, ya te sigo..."
Rodeamos la
Pica de Mancondíu (una preciosa pirámide de 1998 m) por el Oeste y ya empezaba a verse un buen mar de nubes.
No es que la foto que va a continuación sea para el National Geographic ni yo Galen Rowell, pero bueno, ahí va: vimos un par de rebecos por ahí correteando. Al intentar fotografiarlos salió esto:
Y ya estábamos en Las Vegas de Andara, que es un pequeño circo glaciar desde el que se puede ascender a los picos de la zona: La Pica, Samelar, San Carlos e incluso pasar más a l oeste hacia la
Junciana y la
Rasa de la Inagotable.
Tras una ladera con una gruesa capa de nieve llegamos al Collado de San Carlos. Mirad que pinta tiene desde ahí el paredón este del Pico Samelar. Tela:
Y hacia el otro, hacia el norte, nubosidad estratiforme cubriendo el continente y, al fondo, el Mar Cantábrico, despejado. Parece que era la típica nubosidad de estancamiento que producen los vientos sinópticos procedentes del Cantábrico (muy suaves en esta ocasión) unido a una capa seca por leve inversión a partir de unos 1600/1800 metros.
Desde donde estábamos podíamos tirar al este al Samelar o al oeste al San Carlos (también llamado Sagrado Corazón), al que fuimos. Y a nuestra izquierda, cubierta de nubes, la Liébana. Para bajar allí: helicóptero
o el empinadísimo
Canal de San Carlos.
A partir de ahí faltaba ascender la ladera norte del San Carlos, muy barrida por el viento, con lo que había poca nieve, excepto la acumulada en algunos puntos que creaba puentes de nieve sobre simas y agujeros: mucho ojo.
Y ya, la cima, a 2211 metros. Las vistas desde arriba. "Abre el mapa para orientarnos. A ver..."
-Coño, mira el
Curavacas (Palencia, 2525 metros). Vaya mazacote. Y mira, tiene nubosidad orográfica encima.
-Y mira
Peña Prieta (2497 m) y
Tres Provincias (2494 m)
- ¿No es ese el
Espigüete (2451 m)? ¿Se llega a ver el
Coriscao (2234 m) o nos lo tapa
Lechugales?
"Hostia tú, vaya vistas." "Pena que nos hayan puesto el espanto este de estatua aquí, ¿no?" "Que manía de poner porquerías religiosas en los montes." "Esto era un país aconfesional ¿no?" "Ah, que no. Ya." "¿Has tráido la radial?" "La próxima vez no nos la olvidamos, eh."
-Anda, mira hacia el este. Se está abriendo un poco. Se ve
Liébana ahí abajo, muy abajo. Y allá, la
Sierra de Peña Sagra.
-Venga, una foto de los dos, y rápido, que nos tenemos que ir, que he quedado a cenar en Logroño (es verdad jeje, y llegué a tiempo)
Camino de vuelta. Misma ruta pero usando algunas palas más empinadas y sin hacer revueltas. Con la nieve tan blandita y tan polvo se bajaba de maravilla.
Y por fin, el pueblo de Sotres, Asturias, en una bucólica estampa.
Una gozada Picos de Europa. Una maravilla de día. Y una buena compañía nativa. Y me he dado cuenta de lo "cerca" que me queda de Logroño -tres horas y media, y sin correr-.
Así que habrá que volver, volver, volver (sobre todo cuando las nieves del tiempo blanqueen su sién).
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